Hermanos de San Juan de Dios
HOSPITAL FUNDACIÓN SAN JOSÉ (Madrid, CARABANCHEL)
Oración con la comunidad
Ven ahora (Somos Sión)
Ven ahora, Santo Espíritu,
ven y toma tu lugar.
Somos Sión, Tú eres Rey,
ven y úngenos Señor,
ven ahora, ven a mí.
Introducción
Bienvenidos queridos jóvenes. Estamos muy contentos de que hayáis venido a compartir y conocer nuestra casa y esperamos que esta experiencia sea tan enriquecedora para vosotros como lo es para nosotros.
Ya sabéis que somos Hermanos de San Juan de Dios, una congregación religiosa dedicada a servir a los más necesitados a través de hospitales y otros centros sociosanitarios.
En este momento, queremos compartir con vosotros un rato de oración y reflexión para ayudaros a conectar con vuestros valores y con vuestra fe. La oración es una herramienta poderosa para encontrar paz y consuelo en medio de la vida cotidiana.
Durante este tiempo, os invitamos a relajaros, a que os sintáis cómodos y os abráis a la fuerza del Espíritu Santo. Vamos a adentrarnos en aquello que movió a de San Juan de Dios, nuestro fundador, y lo que nos mueve ahora en nuestra misión: intentar imitar a Cristo y al mismo tiempo reconocerle en los demás, siendo así una fuerza de bien en el mundo.
Os animamos a que participéis activamente en esta oración, meditando sobre las palabras que leeremos y escucharemos, haciendo vuestras las oraciones y reflexiones. Al terminar, haremos un momento de silencio para que cada uno pueda hablar con Dios de manera personal y sentir de qué manera puede este encuentro con la hospitalidad, transformar mi vida y mis relaciones con los demás, especialmente los que sufren.
Salmo al Señor de la vida
Antífona: Ven, Amor de Dios, inunda mi alma. Ven a mí, con fuerza y poder. Ven, Amor de Dios.
Señor de la Vida nos has dado el ejemplo, nos enseñaste a amar hasta el extremo, nos mostraste con tu vida lo que es vivir para los demás. Ayúdanos a vivir el mandamiento del amor, siguiendo tus pasos, tus opciones, tu estilo y forma de amar.
Amar como Jesús, empezando por los más pobres, por los excluidos del mundo, por aquellos que a nadie le preocupan, pero sí le importan, y mucho, a nuestro verdadero Dios.
Amar como Jesús, sintiendo compasión activa por el otro, comprometiéndose con el dolor ajeno, haciéndose próximo al que sufre y está abandonado, viviendo la solidaridad concreta que nace de ver al otro como hermano.
Amar como Jesús, con paciencia y pasión, con coraje y valentía, con gestos y actitudes, de palabra y de obra, con la vida y con la entrega.
Amar como Jesús, recorriendo los caminos, saliendo al encuentro, dando el primer paso, denunciando lo que está mal, anunciando lo que Dios quiere (para todos), mostrando con los actos el rostro del Dios de la Vida y la Justicia.
Amar como Jesús, en la práctica concreta y real de cada día, amando en el hoy y ahora, amando a todos, a través del servicio, la donación y la entrega de lo mejor de cada uno para el bien de los demás.
Antífona: Ven, Amor de Dios, inunda mi alma. Ven a mí, con fuerza y poder. Ven, Amor de Dios.
Salmo: Lo tuyo es darte
Antífona: El amor no dice basta. Amor y más amor, que nunca dice basta.
Lo tuyo es darte
Nos empeñamos en apropiarnos de todo
y nos quedamos solo con la frustración.
Queremos programar cada instante
pero la vida se nos escapa de las manos.
Nos gustaría conocerlo todo
y nos descubrimos los más ignorantes.
Soñamos con triunfar en cada proyecto
pero el fracaso nos devuelve a nuestro sitio.
Lo tuyo es dar, darte, sin calcular.
Lo nuestro es recibir, acoger, sin preguntar.
Solo me conozco al mirarme en Ti.
Eres el manantial del que todo brota,
donde veo la primera luz y empiezo a correr.
Eres el mar, donde todo acaba
hacia allá me dirijo, en Ti quiero descansar.
Javi Montes, SJ
Antífona: El amor no dice basta. Amor y más amor, que nunca dice basta.
Lectura Evangélica: Mt 25, 31-40
Cuando el Hijo del Hombre llegue con majestad, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y ante él comparecerán todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Colocará a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de la derecha: Venid, benditos de mi Padre, a heredar el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era inmigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, estaba enfermo y me visitasteis, estaba encarcelado y vinisteis a verme. Los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber, inmigrante y te recibimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y fuimos a visitarte? El rey les contestará: Os aseguro que lo que hayáis hecho a uno solo de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis.
(Meditamos la Palabra en silencio)
Gesto y compromiso personal
En este momento, dejamos un tiempo para que cada uno pueda coger un papel y, desde la experiencia vivida en esta tarde y lo escuchando en lo profundo de nuestro corazón, escribamos un compromiso concreto que responda a algún deseo que me haya surgido o que intuyo que puedo tener.
Quizás pasar más tiempo con mis abuelos, hacer un voluntariado, hablar con cariño a los que están en la calle, pasar más tiempo con el Señor, comprometerme más en la vida de mi parroquia...
Lo entregamos a los pies del Señor y recogemos el marca- páginas.
(Silencio y música para escribir el compromiso)
Canción: Siempre Imaginé (Hakuna)
Padre Nuestro Hospitalario
Padre Misericordioso que estás en todos los enfermos.
Santificado seas por la aceptación y la alegría de muchos de ellos, de todos.
Venga a cada uno y también a cuantos estamos a su lado: Hermanas, Hermanos, colaboradores, familias, voluntarios, Tu Reino de amor, de misericordia, de compasión.
Que se haga tu voluntad en la tierra de cada centro, de cada sala, de toda la comunidad hospitalaria.
A todos los que les cuidamos danos la ración diaria de servicio desinteresado y alegre.
Y perdona todas las veces que no hemos sido ternura, sanación, misericordia para ellos.
Y no nos dejes caer en la tentación del desaliento, del cansancio, de la rutina, de no querer estar hoy en vanguardia para todo lo que ellos necesitan.
Líbranos, Señor, de todo este mal. Amén.
Oración final
Señor, cuando tenga hambre,
dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed,
dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío,
dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra,
dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada,
déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre,
pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo,
dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación,
dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado,
dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan,
dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí,
dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo,
vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos,
no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Madre Teresa de Calcuta